Es irremediable, a veces somos incapaces de hablar y eso no hace sino aumentar nuestro dolor. El verdadero problema es que no conseguimos admitir nuestro fracaso, y no un fracaso concreto. Poco importa de qué tipo sea; la imposibilidad de contarlo nos impide comprenderlo de verdad, afrontarlo, resolverlo y analizarlo. Tenemos tendencia a ocultar esa incapacidad por las razones más variadas y nos dedicamos a traicionar, a estar siempre rodeados de gente, a escuchar sus historias o a comprar compulsivamente cosas inútiles para ocultarse, para seguir adelante como si nada.Pero es difícil que se pueda seguir así eternamente, tarde o temprano la persona se derrumba, y cuando esto sucede, basta una chispa.

No os preocupéis por el futuro. O preocuparos si queréis, pero sabiendo que eso ayuda lo mismo que masticar un chicle para resolver una ecuación matemática. Los verdaderos problemas de la vida seguramente serán cosas que ni se te habían pasado por la cabeza, de esas que te cogen por sorpresa a las cuatro de la tarde de un martes perezoso. Cada vez que te asustes haz una cosa: ¡canta!

Luchemos juntos los dos por cumplir cada sueño.

Y es que yo ya no soy nada si no estas tú. Ya no hay disculpas ni tampoco pretextos, he decidido que contigo yo me voy. Tu y yo llenos de amor, surgió de la nada nuestro amor, con un sentimiento en el corazón, porque tu me cautivaste con tanta ilusión, que me volví loca, loca de amor. Nacimos para estar juntos, los DOS en un corazón. Tú tienes más de lo que yo soñé. Eres perfecto y yo sin ti no se vivir, es que te quiero mi niño de principio a fin.

ELLA.

Los amigos más íntimos, los más sinceros, los que conocen toda la verdad de una familia, los que han asistido en silencio a pequeños y grandes problemas, o bien con bullicio a grandes alegrías de la vida. Eso es la amistad. Saber dosificar el ruido de la propia presencia.